Es un agradable amanecer de verano, a pesar de la ciudad, de su humo, contaminaciones y demás mierdas, un viento norte sopla suave reverdeciendo nuestras nucas. Es hora de caminar, hora de buscar, el mundo ya estuvo parado el suficiente tiempo ante tus, siempre tristes verdes, ojos. La salida, esa línea de fuga, el atajo que te conduce hasta donde tus sueños y delirios apuntan, no puede estar más cerca, está donde siempre estuvo: debajo de tus pies, encima de tu cabeza.
Anda pues, empieza a caminar...
miércoles, 27 de julio de 2011
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'Está donde siempre estuvo: debajo de tus pies, encima de tu cabeza.'
ResponderEliminarQue las brisas del norte no paren.