ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

lunes, 30 de abril de 2012

TEATRO


La vida como teatro kármico. Nacido con una deuda heredada, YO, esta máscara que soy ahora, que nada sé de mis vidas pasadas, he de representar este papel que me ha sido asignado. Soy quien soy y me desconozco tanto como ese pasado no vivido, asumo mi papel e intento hacer mi mejor trabajo. Simplemente, actuo.

domingo, 29 de abril de 2012

DOS CERVEZAS


Una chica de pelo corto, estética de estrella de pop inglesa, frente a ti, en el vagón del metro. No tiene nada de especial. Quizás, esa mirada inocente, esa mirada de soslayo con la que parece que no mira. Es una experta, sabe como hacerlo. Aquí eres tú el novato. Esa mirada te acerca, te acerca tanto que ya la tocas. Ella ni se inmuta, ha empezado un juego en el que ya has caído, te tiene donde quiere. Una amiga me contó una vez que cuando se sentía triste se ponía guapa y salía a que los hombres la mirasen. Quién sabe, quizás esa chica que te mira en el metro haya tenido un mal día, y necesite que tú o cualquier otro se lo alegre haciéndola sentirse atractiva. Quién sabe. Quizás simplemente le has gustado, es tan vergonzosa como tú, no se atreve a acercarse y trata, mirándote como te está mirando, que seas tu el que se acerque. Pero tú ya lo sabes. Lo dices continuamente. No te crees capaz. Tú dices ser de esos que necesitan un par de cervezas y un ambiente más distendido. El metro es lugar demasiado opaco, carente de ningún encanto cercano al romanticismo. El suyo es el encanto de la decandencia, el otro lado del espejo del sueño del capitalismo. También te gusta. Te encanta ese lado siniestro. Una vez dijiste que en el metro había más poesía que en cualquier otra parte de la ciudad. Pero este no es el lugar ideal para ligar. Ni siquiera cuando algún músico del metro se sube en el vagón y canta alguna canción romántica archiconocida. En ese momento podrías hacer algo gracioso y original. Al menos, se quedaría sorprendida por tu atrevimiento. Ni de coña. Te ríes por dentro. Tendrían que ser algo más que un par de cervezas para que tú hicieses algo parecido. Van pasando las estaciones. Gente que se baja y gente que sube. Toda la fauna humana de la ciudad. Inmigrantes de distintos países, adolescentes de distintas tribus urbanas, trabajadores de distintos tipos. Cada uno con su atuendo característico, ejecutivos, barrenderos, vigilantes de seguridad, vigilantes de la hora, estudiantes, administrativos, y un interminable etcétera. La chica sigue en el mismo sitio. Sigue mirándote. Las estaciones siguen sucediéndose. Nada. Sabes que no vas hacer nada. No lo lamentas. Estás acostumbrado. Quizás no sea más que otra de las pajas mentales que tú solo te montas cuando te fumas uno de esos porrazos de maría mientras sacas al perro antes de ir a trabajar. Quién sabe. La siguiente estación es la tuya, te acercas a la puerta y antes de salir del vagón, te das la vuelta y miras directamente los ojos de la chica. Ahora te espera un largo día de trabajo.

jueves, 26 de abril de 2012

APOSENTO


Una noche oscura sin estrellas. Nubes opacas te avisan de la inminente lluvia. No hay donde ir. Caminas sin más, sin destino. Sin miedo al frío te envuelves en una vieja guerrera verde con bandera alemana. Encuentras un veinticuatro horas. Tabaco, un sandwich de pollo para comer y un cartón de vino barato. No tienes más opciones que esperar el amanecer en un parque, resguardándote bajo un árbol de frondoso ramaje. Anotas unas notas vagas en un cuaderno de hojas amarilladas que pretenden ser poema, hasta que los párpados empiezan a ceder. Apuras el cartón, te acomodas el cuerpo, y a dormir. Pasa un tiempo inderteminado. Despiertas, vuelves a ser tú. Ya has dejado ese otro mundo que apenas puedes recordar más que en pequeños detalles. La calle está humedecida por la reciente lluvia. Ese olor te agrada, el olor de la lluvia recién caída. Te entretienes un poco, te recreas en ese instante mientras estiras el cuerpo dolorido. Nunca un banco de madera será un buen colchón.

miércoles, 25 de abril de 2012

DE ANTE MANO, LA PUERTA DE ATRáS


somos muchos
los que día tras día
en nuestro lugar de predilección
en la soledad oscura de nuestros apartamientos
en el bullicio de calles bares transportes públicos
en parajes idílicos montaña o mar
intentamos retener ese instante
dando forma a lo que sea que tenga que ser
en el que ahora y no antes ni después estamos
somos muchos
los que nos resistimos
a dejarnos atrapar por el paso del tiempo
a dejarnos caer en la inercia de los días grises
nos resistimos al anonimato propio
nos resistimos a desconocernos
somos muchos
los que nos proponemos 
en ¿poemas?
en aventuras salidas de tono a otro lugar
somos muchos
los que salimos por la puerta de atrás
en la búsqueda del sinsentido
los que buscamos el absurdo
para entender lo absurdo de nuestras vidas
somos muchos
los que día tras día
lo intentamos
sabiendo de ante mano
el fracaso irremediable al que nos abocamos

martes, 24 de abril de 2012

POEMA QUE DEBERíA HABER SIDO PUBLICADO AYER


No sé robar.
Nunca he sabido hacerlo.
Ni siquiera sé como tomar prestado
aunque luego, como quien dice, lo devuelva.

Hoy día del libro.
Hoy día del libro y la rosa.
Hoy día de mi santoral,
seguiré, porque prefiero vivir con él,
sin matar a mi dragón particular.
Hoy, digo tras muchos rodeos,
me gustaría conseguir de un modo u otro
uno o dos libros.
No más. Tampoco me gusta abusar.

Tan sólo tomar, coger, comprar, robar,
para transformar
y hacer mío
con subrayados y notas
tanto al pie como en el margen.

(al final,
uno comprado,
otro que tomé prestado:
La universidad desconocida, de Bolaño
y
Un buen chico, de Javier Gutierrez)

lunes, 23 de abril de 2012

np


Antipoeta hubo hay uno.
Antipoetas no puede haber más
que imitadores.
Al imitar no somos más que poetas
mediocres sin voz propia.
Pero seguímos partiendo de la misma base:
que le den por ahí
a la poesía elegante y bien hecha.
A mi manera intento ser
otra cosa distinta
pero igual de antiética, igual de antiesteta.
Porque me gusta llamar la atención
de la mentes conformes,
de los príncipes de salón.
Y me caigo en la fosa de mi propia ¿poesía?
para morir con ella, de ella.
Y por último volveré a
decir
que le den por ahí a la poesía
y sus premios de salón.

(hubiese estado bien
que hubiese rechazado el premio,
¿no?)

domingo, 22 de abril de 2012

EL POST PARTIDO


No sé muy bien que ha pasado.
Ya se sabe, las relaciones son difíciles.
Tras el partido, seguí con las cervezas.
No mucho, quizás, tres o cuatro más
el par de litros que había en la nevera.
Luego para su casa. A despertarla de su dulce sueño.
No más para que me abriese la puerta
y con ella meterme en la cama.
Yo un poco borracho. Ella ya desvelada,  con el porro de maría
Hablamos de nuestro día.
De lo que no, de lo que puede, de lo que no da lugar a la duda.
Hablamos.
Luego, por qué no, un poco de sexo.
Sexo suave, tranquilo. Sexo con todo el amor que siento por ella.
Así, todo caricias hasta quedar dormidos.
Al despertar más besos, la felicidad de estar ahí y no en otro lugar.
Luego ella nerviosa, ansiosa, intranquila.
Yo perezoso, resacoso, con ganas de dormir algo más.
Una incopatibilidad manifiesta, infranqueable.
Un café, vomitar en el baño de su casa
y a la calle sin ganas yo, con ganas ella.
Más incompatibilidad.
Hasta que, tras varias escenas típicas
en las que otra vez discutíamos por todo y por nada,
esas nimiedades que pueden convertirlo todo en nada, 
sin saber muy bien por qué, aquí estoy
solo en mi casa escribiendo para saber por qué.
Por qué todo es tan difícil, 
aunque se de por hecho desde el segundo verso.
Por qué no podemos pasar un simple domingo,
con o sin resaca, sin discutir.
No lo sé, lo desconozco tanto
como desconozco la mecánica cuántica del universo,
su mecánica, nuestra mecánica.
Y por mucho que lo intente,
por mucho que escriba,
difícilmente me acerco a desenmascarar
el enigma de nuestra incompatibilidad.

viernes, 20 de abril de 2012

POELATO


Hace un momento me encontraba encerrado en mi cuarto
intentando componer un poema.
Lentamente, la mala hostia va creciendo. 
En las dos horas que llevo sentado delante del ordenador
ni siquiera he conseguido articular ni un solo verso decente.
Mi madre y mi tía, en el salón,
viendo algún absurdo programa de televisión a todo volumen.
Normalmente, cuando los versos se dejan escribir
no me importa en absoluto esta situación.
Pero esta tarde no está siendo así.
He estado escuchando los problemas de la última cacería del rey
más que mis propias palabras.
El perro, nervioso, de un lado a otro de la casa, mirándome,
tratando de conseguir que, de una puta vez, le saque.
Miro por la ventana,
la lluvia cae con tanta fuerza que apenas se ve nada en la calle.
Espera que escampe un poco, trato de decirle con la mirada,
antes de volver a la infranqueable página en blanco.
Nada. Las palabras, los versos, siguen resintiéndose.
Venga, me digo, es solo lluvia. Me hago un buen porro de hierba,
y antes de terminar de ponerme las botas,
el perro ya está moviendo el rabo en la puerta.
Ya en la calle, me voy hasta los soportales,
suelto al perro y me enciendo el peta.
Al rato, de la nada, como si fuese una especie de deidad de la lluvia,
aparece una mujer. Debe andar por los treinta,
pero su aspecto le hace parecer mucho mayor,
en algún momento de su vida tuvo que ser una mujer atractiva,
pero ahora está bastante desmejorada
y, aunque parece no importarle, totalmente empapada.
Sabes donde está la glorieta de Embajadores,
me pregunta amablemente, si claro, le respondo, no tiene perdida.
Tras indicárselo, apuro un poco el porro y se lo paso.
Ella me responde con una sonrisa, antes de perderse en la lluvia
camino de la glorieta de Embajadores.
En este momento el perro, por fin, ha empezado a cagar.
Al moñigo que le den por culo, ahí se queda.
Vuelvo para casa.
En el ascensor la típica absurda conversación con un vecino:
como llueve, ya, aunque hace falta, ya, y el perro qué, 
pues a secarle con una toalla, qué putada, es lo que hay,  
adiós, hasta luego.
En casa más de lo mismo con mi madre y mi tía:
llueve mucho, sí, seca al perro, en eso estoy, estás bien, estoy mojado.
Me encierro otra vez, me cambio de ropa y voy a por una cerveza.
La página sigue igual, igual de blanca, igual de hija de puta.
Pongo el fútbol en la radio, abro la birra y me enciendo otro porro.
Pienso en todo esto. Si merece la pena esta mala hostia.
Pienso en el momento en que decidí esto, y no lo encuentro.
Treinta y dos años. Sin más estudios que un simple bachiller, 
y con más probabilidades  de acabar como la deidad de la lluvia 
perdido en la lluvia camino de Embajadores
que viendo publicado ninguno de mis poemas, mucho menos mi narrativa.
Pienso si merece la pena seguir, si no sería más fácil
aceptar los sobornos que la buena sociedad nos propone,
encontrar un trabajo, formar una familia, hipoteca, esas cosas,
y mandar todas mis pretensiones literarias por la taza del retrete.
Pero no puedo. Una vez que has vendido tu alma, ya no hay escapatoria.

miércoles, 18 de abril de 2012

LAS OTRAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS ECONóMICA


Desde que le conocí
siempre iba acompañado
por un halo de tristeza,
en sus ojos,
en esa mirada fría y metálica,
siempre
se avecinaba la tragedia.
Le acompañe, sin más,
sin pretender nada
más que gastar un tiempo
que me sobraba.
El incesate golpeteo
de los dedos en el volante
eran incomodo testigo
de la ansiedad
que le provocaba
su insaciable apetito.
Ya no más, masculló,
esta es
la última noche,
el atracón de despedida.
Cuántas veces,
escuché de su podrida boca
esas palabras.
Al volver al barrio,
le dejé en su coche,
tranquilo, calmado,
vertiendo el contenido
en la cuchara,
sonrriendo
como un niño en navidad.
Al día siguiente,
la foto del coche,
en el mismo lugar que le dejé,
rodeado por los del samur y la policía,
apareció en los periodicos.
El articulo informaba
sobre el repunte del consumo de heroína
por la crisis económica.

martes, 17 de abril de 2012

PRETENDIENDO EL POEMA


Quiero escribir algo, 
un poema
pero las palabras, vagas, 
no acuden,
permanecen, espectantes, 
esperando
un algo que no llega,
un algo que parece ir 
por caminos distintos
a este que se abre 
en esta calmada tarde de primavera.
 
Una brisa suave
dulcemente 
entra por la ventana
mimando mis brazos desnudos.
 
Intento cazar de ella 
algún recuerdo
con el que dar forma 
al pretendido poema
y todo lo que obtengo 
es más brisa suave, dulce,
nada más que eso, 
y un sol a medias
que calienta mi costado derecho.

lunes, 16 de abril de 2012

ESPERANDO A I.


esperar
que venga
uno, un amigo
esperar
ya voy llegando,
me dice en un SMS
ya voy llegando si
esperar ya estoy, hace un rato
no importa
intento leer un articulo
Único y repetible, de Javier Gomá Lanzón
no sé quién es
no importa
no me entero de nada al leer
demasiado fumado
la maría de P.
como siempre, tan buena
ahora esperar
gastar tiempo
en este ¿poema?
esperar
ya está aquí
¿qué tal tronko?
me dice con su sonrrisa

viernes, 13 de abril de 2012

¡¡¡HAZ ALGO!!!


Ellos hablan -me hablan- de la responsabilidad.
Dicen: buscate un trabajo, haz algo de provecho con tu vida.
Ellos no saben, no entienden.
Dicen: no se puede ser así como eres.
Insisten. Una y otra vez el mismo mantra:
trabaja haz algo con tu vida, no puedes seguir de ese modo.
Ellos no saben, no entienden.
Se les acaban los argumentos y vuelven a temas antiguos:
termina tus estudios o empieza cualquier otra cosa.
Haz algo.
Ellos no saben, no entienden
que la vida de otros no es como las suyas,
que la vida no es siempre como ellos quieren,
que la vida tiene poco sentido, que poco hay que hacer por ella.
Me miran y dicen: haber si creces, madura un poco,
que tienes ya treinta y tantos y...
y qué les digo yo, cuando, rara vez, se agota mi paciencia.
Después guardo silencio. Cara de poker. Sin llevar nada.
Las manos vacías. Un farol. Mierda en las tripas.
Solo eso, no tengo más que eso.
Una felicidad aparente. Una felicidad que no se pretende.
Algo que pasa sin ser visto. Viene y, como vino, se va.
Ellos hablan -me hablan-, pero ellos también son ellas.
Son un genérico. Algunas de las personas que me rodean.
Ellos, ellas, y sus máscaras. Los que no reconocen,
el absurdo justificado en lo injustificable de cualquier vida.
Ellos hablan -me hablan- y yo sigo con mi vida,
haciendo lo que puedo, procurando que mi paciencia
no se agote ni me agote. Busco un resorte, me rearmo.
Ellos hablan -me hablan-. Yo guardo silencio.

martes, 10 de abril de 2012

PIEDRA EN EL CAMINO


Caminar
sin rumbo
sin destino
sin objetivo
ir tras el horizonte
sin sentir obligación alguna
sin sentir atadura alguna
sin conocer el deseo
sin saber de ningun miedo
paso a paso
olvidando la felicidad
obviando la libertad
solo
con todo
y con todos
viviendo
sin dinero
detenerme
parar un momento
secarme
al sol
olvidarme
de quien soy
quemar mis heridas
volver del sueño
ser el mismo
sin mis miedos
sin mis sueños
ser yo
piedra
en el camino

lunes, 9 de abril de 2012

SENTADO ANTE UN áRBOL AL CAER LA TARDE

Me planto,
inmóvil como el árbol
que se levanta ante mí,
espectante
ante el lento pasar
de mis recuerdos.
No sucede nada importante,
es una historia
que conozco bien,
nada hay
de lo que arrepentirse.
Son recuerdos que,
como las ramas del mismo árbol
que se levanta ante mí,
crecen solos, formando
una misma historia,
este que sentando ante un árbol
de cualquier parque,
prendado
por su sencilla belleza
cree
que por momentos
puede ser como él
inmóvil e impasible
ante el paso
de su propia historia.

domingo, 8 de abril de 2012

MAÑANA DE DOMINGO EN EL RASTRO


Nueve de la mañana,
el día ha amanecido tranquilo,
un esplendido día de sol, junto a ti.
Tras el despertar y un agradable polvo,
un desayuno sencillo, poca cosa,
café, zumo, tostada de tomate,
y todos los besos que tú me das.
Así, sin resacas, rodeado de ti, de tus brazos,
la mejor manera de despertar.
Salimos sin prisas, ahora que la calle está a medias,
hacia El Rastro a buscar
libros baratos, esos libros de segunda mano
que ya no se encuentran
más que en esas librerias de viejo
o en estos puestos callejeros
donde
amontonados en el suelo
se encuentran viejas sorprersas.
Hoy me he llevado cinco, cada uno a un euro,
a este precio, quién se resiste:
El vizconde demediado, de Italo Calvino;
Historia de Rampa;
La túnica de azafrán;
Tú, para siempre; y
Vida con el lama;
los cuatro de T. Lobsang Rampa.

¿Quién pide más
para una mañana de domingo?

viernes, 6 de abril de 2012

SOLITARIO COMO SIEMPRE


Solitario como siempre, rodeado de vacío
emprendo el camino de vuelta
al ningún lugar de antaño:
la búsqueda del silencio,
el pie dado a avanzar,
el alma entregada al exilio en
el mismo vacío que me rodea,
el mismo vacío en el que no penetro.

Solitario como siempre
me veo rodeado de sombras, máscaras y
sus juegos incomprensibles
desde donde emprendo el imposible camino
que no lleva a ningún lugar,
en el que no existe el encuentro,
un camino en el que sólo se permanece
avanzando hasta el otro lado del horizonte.

martes, 3 de abril de 2012

LA PEQUEÑA DIABLA


a Mirko, por su amistad y su abastecimiento
La pequeña diabla
nada mala sino
tremendamente traviesa
se instala sin cautela ni previo aviso
tan sólo una leve y aromática advertencia
en más íntimos aposentos
iluminando con su locura
mi tranquila estancia.

Ella,
pequeña traviesa diabla,
fuente del deliro,
distorsiona los mensajes,
crea la dulce confusión,
la plácida locura.

lunes, 2 de abril de 2012

EL ESCRIBE

el escribe

piensa en ángeles y demonios

-algunos le rodean-

el bien y el mal, lo que hace y no hace

piensa

y escribe versos

esas pajas existenciales

hasta que

una voz irrumpe:

perdonen ustedes, no tengo trabajo

me veo en la obligación de...”

todos callan

todos escuchan

en esta hora, un domingo

el vagón no va muy lleno

ni muy vacío

lo suficiente para que

un silencio

se haga notar

todos callan

unos miran a otro lado

otros ponen cara de pena

otros cara de magnificencia

otros de indiferencia

otros de asco

y otros, los peores, de quienes juzgan y condenan

alguno ayuda, suelta alguna moneda

en la mano vacía

otros ponen cara de poker cuando le miran

otros ni siquiera le miran

y algún valiente

que juzga y condena la pobreza

el no

el escribe

el escribe ausente de todo

escribe

para ahuyentar la paranoia

para hacer callar al otro

para justificar su misera existencia

el escribe