Antipoeta
hubo hay uno.
Antipoetas
no puede haber más
que
imitadores.
Al
imitar no somos más que poetas
mediocres
sin voz propia.
Pero
seguímos partiendo de la misma base:
que
le den por ahí
a
la poesía elegante y bien hecha.
A
mi manera intento ser
otra
cosa distinta
pero
igual de antiética, igual de antiesteta.
Porque
me gusta llamar la atención
de
la mentes conformes,
de
los príncipes de salón.
Y
me caigo en la fosa de mi propia ¿poesía?
para
morir con ella, de ella.
Y
por último volveré a
decir
que
le den por ahí a la poesía
y
sus premios de salón.
(hubiese
estado bien
que
hubiese rechazado el premio,
¿no?)