ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

viernes, 13 de abril de 2012

¡¡¡HAZ ALGO!!!


Ellos hablan -me hablan- de la responsabilidad.
Dicen: buscate un trabajo, haz algo de provecho con tu vida.
Ellos no saben, no entienden.
Dicen: no se puede ser así como eres.
Insisten. Una y otra vez el mismo mantra:
trabaja haz algo con tu vida, no puedes seguir de ese modo.
Ellos no saben, no entienden.
Se les acaban los argumentos y vuelven a temas antiguos:
termina tus estudios o empieza cualquier otra cosa.
Haz algo.
Ellos no saben, no entienden
que la vida de otros no es como las suyas,
que la vida no es siempre como ellos quieren,
que la vida tiene poco sentido, que poco hay que hacer por ella.
Me miran y dicen: haber si creces, madura un poco,
que tienes ya treinta y tantos y...
y qué les digo yo, cuando, rara vez, se agota mi paciencia.
Después guardo silencio. Cara de poker. Sin llevar nada.
Las manos vacías. Un farol. Mierda en las tripas.
Solo eso, no tengo más que eso.
Una felicidad aparente. Una felicidad que no se pretende.
Algo que pasa sin ser visto. Viene y, como vino, se va.
Ellos hablan -me hablan-, pero ellos también son ellas.
Son un genérico. Algunas de las personas que me rodean.
Ellos, ellas, y sus máscaras. Los que no reconocen,
el absurdo justificado en lo injustificable de cualquier vida.
Ellos hablan -me hablan- y yo sigo con mi vida,
haciendo lo que puedo, procurando que mi paciencia
no se agote ni me agote. Busco un resorte, me rearmo.
Ellos hablan -me hablan-. Yo guardo silencio.