Solitario como siempre, rodeado de vacío
emprendo el camino de vuelta
al ningún lugar de antaño:
la búsqueda del silencio,
el pie dado a avanzar,
el alma entregada al exilio en
el mismo vacío que me rodea,
el mismo vacío en el que no penetro.
Solitario como siempre
me veo rodeado de sombras, máscaras y
sus juegos incomprensibles
desde donde emprendo el imposible camino
que no lleva a ningún lugar,
en el que no existe el encuentro,
un camino en el que sólo se permanece
avanzando hasta el otro lado del horizonte.