inmóvil como el árbol
que se levanta ante mí,
espectante
ante el lento pasar
de mis recuerdos.
No sucede nada importante,
es una historia
que conozco bien,
nada hay
de lo que arrepentirse.
Son recuerdos que,
como las ramas del mismo árbol
que se levanta ante mí,
crecen solos, formando
una misma historia,
este que sentando ante un árbol
de cualquier parque,
prendado
por su sencilla belleza
cree
que por momentos
puede ser como él
inmóvil e impasible
ante el paso
de su propia historia.