a Mirko, por su amistad y su abastecimiento
La pequeña diabla
nada mala sino
tremendamente traviesa
se instala sin cautela ni previo aviso
tan sólo una leve y aromática advertencia
en más íntimos aposentos
iluminando con su locura
mi tranquila estancia.
Ella,
pequeña traviesa diabla,
fuente del deliro,
distorsiona los mensajes,
crea la dulce confusión,
la plácida locura.