al llegar, el estado del aparcamiento
nos muestra que este ya no es
el secretivo que fue, el que no conocí
tras una breve caminata entre jaras
llegamos a la entrada de la fosa
quién sería, en qué momento, cómo fue
preguntas que siempre me hago
está perfecta nevera que estuvo, me dicen
veinte años escondida
sólo conocida por un grupo selecto
de místicos amantes de la sagrada verticalidad
locos de la broca, de los espacios silenciosos
luego lo demás, es un mismo argumento
el peso leve de la amistad compartiendo
las últimas horas de un viernes
inaugurando la vida que no se tiene
cuando las exigencias impuestas copan
todas las horas de la semana
en un tedio inagotable
