ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

martes, 21 de diciembre de 2010

HAMPI #3: Bioritmos solares

Aunque tengo menos prisa que el viento, debo irme.
(Gibran Jalil Gibran)



Se termina Hampi, en cinco horas empiezo el viaje de vuelta al Rajastan. Todo tiene que terminar y de Hampi me marcho con un montón de lágrimas en los ojos. Una por cada persona que he conocido. Muchas de ellas no podrán saber como me he sentido con ellos porque nunca podrán leer esto. Da igual, creo que ellos lo saben.

En Hampi me he movido con el sol. Levantándome con el amanecer, acostándome pocas horas después del atardecer. He vivido sin reloj, sin necesitar saber que hora es en ningún momento. Nunca olvidare los atardeceres desde el pequeño templo que se encuentra encima la Tipi guest house. Si alguien viene alguna vez a Hampi tiene que, por obligación, acercarse hasta ese lugar y contemplar una belleza que no puede medirse en palabra. Es imposible. Tampoco olvidare las imposibles posiciones de las rocas; los días de escalada con Greg, cofee y Lucas, las heridas y la piel arrancada afianzando una pasajera amistad; el lago, su salto de cinco metros con la descarga de adrenalina; los paseos en motos con Luis; y milenarios templos. Pero sobre todo nunca olvidare a toda esa gente con la que intercambie algunas horas haciendo lo que fuese... Jorg, el fumeta alemán, Félix, también alemán, comenzando su viaje, los australianos, americanos, rusos, israelitas, y un largo e inconmensurable etcétera.

Sin querer decir adiós, solamente digo hasta otra Hampi...