ESCRIBIR UN DIARIO NOS AYUDA A OLVIDAR LA ILUSIÓN DE TENER UNA VIDA PRIVADA
(ricardo piglia)

HAGO MI FICCIÓN PARA QUE SEA CIERTA
(pentti saarikoski)

sábado, 18 de junio de 2011

PLéTORA

No tengo nada que decir. Un poderoso e infranqueable silencio se ha formado en mis manos, no queda más que la, vacía e inocua, contemplación, sin sentido, ausente de insidias. El atardecer de ayer fue increíble. No fue fotografiado. Por eso, más increíble, porque no fue razonado, fue contemplado, por afecto, por interés, por el profundo el respeto que le profeso a la profundidad del horizonte, allí donde se pierde la mirada, allí donde las palabras dejan el sentido a un lado y se observan a sí mismas. Allí donde el sentido trágico de la vida cobra forma: lágrimas ardientes que se forman el horizonte, lo hacen cada día, pero no las vemos. Llorar fuego, liberarse de la imposición de los continentes y los contenidos, del sentido impuesto, y obrar en sin la intención de ser entendido, ¿para qué? Aceptar la contradicción como la única forma posible y seguir caminando por esta jardín de rosas, que es la vida, con todas sus espinas. Aceptar que la única forma posible de democracia es la de las estrellas, ser supernova, ser la estrella que muriendo más ilumina. La libertad, queda a años luz de nuestros ojos; acotarlo, darse forma en su resplandor, ser astro, ser asteroide, ser meteoro incontrolado, rabioso, increíble forma de furia estelar que gravita en el cielo y cae, por su propio peso, en su propio vacío. No me entiendo, nunca a sucedido ese hecho, entenderse a uno mismo, es más fácil el autoengaño, es más gratificante y más completo. Soy un hombre, duro poco. Lo dijo Octavio, murió, pasó, y nos dejó este testimonio. Recojo el testigo y digo: soy estrella, gravitante, solitaria estrella; y también duro poco, quizá menos, pero... a nadie le importa, un engaño, confuso, cero absoluto, gravedad cero. Formas del ser: eleuteromanía, ereminomanía, dromonomanía, automanía... más... mucho más, todo lo que queramos, todos los términos en que queramos acotarnos, todas las formas concluyentes en las que queramos finalizarnos para darnos sentido y morir negando la indescriptible infinitud que realmente somos. Ser entre contemplación y contemplación, entre cada atardecer, la noche absoluta que somos...
Y no sigo porque me meo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario