Siempre vuelvo al principio. Tras el conflicto de intereses, me detengo, apaciguo el campo abierto, dejo las cuentas claras y vuelvo al principio. Otra vez a los mismos errores de siempre, a los errores de los que no aprendo ni a reconocerlos. Mil metáforas hay para señalarlos, mil formas de mil formas distintas hay para representarlos. Son parte del escenario, lo único que no cambia, lo único que permanece.
Hoy el cielo amaneció nublado. Podríamos ser testigos de una variación, de algo que hoy ha cambiado. Pero sigue siendo el mismo cielo, y las nubes están compuestas de la misma materia. Como siempre, lo único que importa es los ojos de quién observa, el resto es lo mismo, idéntico e indivisible. Algo que me ha apartado de su lado. Algo de lo que formo parte y me ha arrojado al exterior para que alguien pueda contarlo.
Pero, para su desgracia, para la mía, no tengo nada que decir. Está todo ya dicho. Ya se escribieron todos los poemas posibles. El resto es sólo relleno…
miércoles, 31 de agosto de 2011
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