hay una calma inédita
una calma que procede y se posterga
en el durante y el después
de cada atardecer...
un verso que se pierde
en la contemplación de unos ojos, ahora pardos
en esa mirada ausente
que trata de sostener en un abrazo
el vacío del que se llena...
fantasmas, imaginario colectivo,
el lugar que ocupa el deseo equivoco,
el deseo de un objeto, la ilusión de no ser
si no objeto...
sentarme a mirar,
escribir, perder la lenta caída
de otro día que felizmente se va...
adiós día
que ya te vas
que ya nos entregas a la noche
en esta calma inédita
ese poema que día tras día
otra vez
otra vez nuevo
cada día distinto
siendo lo mismo
poesía de cada tarde aquí y allí
allí donde ahora amanece
el mismo lugar
esta tierra moribunda
que a todos nos verá morir...
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