en lo alto de un cerro
a las afueras de chulilla
pueblo del interior valenciano
se encuentra el altillo
un albergue de pueblo
reconvertido en un cuco refugio
allí, en seguida, sus huéspedes
nos volvemos una gran familia
temporal de escaladores
mañanas que empiezan
en un silencioso alboroto
de desayunos compartidos
caras dormidas
que aún sueñan con ese último pegue
pronto todos partiremos
en la búsqueda de algún proyecto pendiente
días que terminan en cenas
también compartidas
caras cansadas
que darán testimonio del resultado
el fracaso y el éxito
cenarán juntos como si fuese
un mismo resultado
lo importante siempre
es que hemos escalado