para jorge y tania
llegamos a chulilla, pueblo del interior valenciano
buscando un lugar donde cambiar el escenario
nuevas paredes, inmensos muros verticales
un horizonte de roca por el que subir y bajar
en este oasis calcáreo siempre a la sombra
lo damos todo acordándonos de los que no están
días que terminan como terminan los buenos días
una cerveza en la mano y un canuto en la otra
el silencio de un atardecer, la compañía de los buenos amigos