el invierno y sus días cortos
nos obliga a salir temprano
cuando el frío aún es
y del suelo emana
ese manto de neblinoso
que, en su ascensión
cubre el horizonte
ni nos intimida ni va impedir
que exprimamos
las escasas horas de sol
en un incesante subir y bajar
por las largas paredes
de entrepeñas
metros y metros
siguiendo las huellas blancas
que otros dejaron
tras la cadena
que parece que nunca va llegar