amanece este lunes
con un déficit de horas de sueño
el cuerpo castigado
pero la mente despejada
preparada para lo que irremediablemente
comienza
todo vuelve a ser rutina
una postal que no cambia
el mismo silencio cómplice
caras de sueño
que, en vano, intentan salir
de su encierro
resignado ejecutaré
con la disciplina de una máquina
todos mis quehaceres
mientras se consumen las horas
de este otro lunes de transición