maldito
verano de luz sin sombra, de arena sin playa
trato
de avanzar, de instalarme en la prosa
pero
todo hace tiempo se instaló en el odio
sólo
consigo un puñado de frases versificadas sin poética
nada
hay que decir que no se haya dicho
pero
su insistencia parece que rebaja la pena, el daño
sigo
caminando, pensando que
no
hay belleza en esos edificios señorales
todo
lo que esconden es miedo y rencor
el
perro viejo ladra en la puerta, no sabe hacer otra cosa
está
bien enseñado: cree que el edificio es suyo, lo protege
yo
sólo soy otro perro sin dueño y no quiero estar
constantemente
midiéndome el lomo
todo
el día recibiendo malas miradas en unas calles
mucho
más limpias que las del barrio
somos
nosotros los desheredados, los maleducados
colegios
públicos sin presupuestos y trabajos mal pagados
he
perdido el hilo, lo sé
la
pregunta es si alguna vez lo hubo
yo
creí que toqué fondo, pero esto desciende sin detenerse
no
sé parar, desconozco cómo hacerlo
quiero
salir, encontrar el atajo, la olvidada línea de fuga
pero
todas las puertas hace tiempo que cerraron
pues
ya sabes hijo, me dijo mi padre, cuando le conté
que
me hicieron fijo, ya sabes lo que vas a
hacer
el
resto de tu puta vida
trabajo
fijo, trabajo precario
balbuceaba
el yonki en la parada del metro
por
favor nena, hazme parar
ven
de una puta vez y detén este despropósito
por fin vienes, el perro ya te huele
esta
meneando el rabo de felicidad en la puerta
en
eso, es en lo que principalmente nos parecemos
todos
los dueños acaban pareciéndose a sus perros