el día amanece con un poco más de calor
aún así el abrigo no se echa de más
un rápido desayuno en la churrería del
pueblo
hoy toca echarse a la carretera
la distancia es corta desde donde nos
encontramos
un par de decenas de kilómetros a lo sumo
el lugar escogido es un misterio
los caminos de la sagrada verticalidad
hoy se adentran en lo desconocido
un coqueto risco granítico con unas treinta
vías
mucho para jugar en unos grados ajustados
al llegar la primera sensación es
satisfactoria
escondido en la vera del río moros
las paredes se alzan en la orilla
la sombra tienen pinta de ser permanente
luego, de menos a más vamos probando
sensaciones agradables en una escalada
técnica
a lo largo de una mañana que sucede
rápidamente
nos vamos con ganas de volver y proyectos
en mente
la ciudad nos espera y el miedo a volver
toma la forma de un enorme atasco en la
carretera
si algo no ha cambiado desde la infancia
son los atascos del domingo por la tarde
en verano