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martes, 22 de marzo de 2011

THA KHAEK y alrededores: más moto y más cuevas.

De la parada anterior en Pakse salimos hacia Tha Khaek después de un insufrible viaje de unas diez horas en un autobús local. Aunque las carreteras mejores que las Camboya e India, y peores que las de Tailandia, el viaje fue un tanto fastidioso. Yo andaba un poco de bajón. Cansado y con las tripas revolucionadas después de la comida local, no tuve un viaje muy agradable. Allí, en Tha Khaek, nos volvimos alquilar una moto para darnos una vuelta por la zona. En esta zona las cascadas son sustituidas por las cuevas. Pero todo dentro de ese turismo de aventura que Laos intenta explotar: naturaleza salvaje y caminos difíciles por zonas rurales. Esta vez la moto la alquilamos solo un día. Fuimos a ver la Buda-cave. Una cueva recién descubierta con cientos de estatuillas de Buda. Todo dentro de lo que une a todas las religiones: fe a cambio de dinero. Miles de platos con dinero para conseguir lo que quiera ser que necesite la persona que hace la ofrenda. Además, hay que sumarle el dinero que cuesta entrar a ver la cueva. Antes de esa parada paramos en otra cueva más pequeña pero de similares condiciones.

El camino en moto fue más agradable. No había que cargar con ninguna mochila y era tan solo medio día. Casi todo el rato por caminos asfaltados y con un tráfico casi inexistente. A la vuelta, tras devolver la moto, pudimos disfrutar de uno de los atardeceres más bellos que he visto desde que salí de India. A orillas del Mekong, divisando Tailandia en la orilla de enfrente, un sol anaranjado se escondía lentamente tras los edificios del país vecino. Luego lo de siempre, una cena y unas birras con la gente que conocimos en la guest-house. Unas birras y unos porros que me jugaron una mala pasada, ya que, al día siguiente desperté con una resaca que casi me fastidia la visita siguiente.

Tras, como he dicho, un mal y breve sueno, nos pusimos en pie a las seis y media para coger una mini van que nos llevase a un pueblo cuyo nombre no recuerdo. Allí pasamos solo un día. Fuimos para ver una cueva de siete kilómetros de largo que hay que recorrer en barca. Un lugar acojonante en todos los sentidos. Por un lado asombraba su belleza Y, por otro lado, asustaba un poco, ya que estar en un río atravesando una cueva puede asustar a más de uno. De hecho un par de absurdas chavalas canadienses que conocimos se tuvieron que dar la vuelta.

En el pueblo donde dormimos fue un lugar de reencuentros. Llenos de originalidad, todos los guiris, porque aquí todos los pieles pálidas somos guiris, seguimos ya sea norte-sur sur-norte las mismas rutas, por este motivo en esta ultima parada nos encontramos con una serie de gente que habíamos conocido desde nuestra llegada a Laos en Don Det. Unos más simpáticos, otros más absurdos y otros, como las chicas canadienses, absolutamente idotas. Y a este respecto, ya que estoy hablando de las chicas canadienses, no por hablar de ellas en concreto sino por lo que representan quisiera decir unas palabras sobre el occidentalismo y el turismo.

Esta claro que nunca dejaremos de ser turistas. También esta claro que yo, cualquiera que me conozca lo sabe, no soy un ejemplo moral a seguir. Pero lo que nos diferencia a unos de otros es la actitud. Hay gente que exige los mismo derechos que tiene en su país y luego trata a la gente del país como simple sirvientes y en algunos casos como esclavos. Recuerdo en la entrada a Laos, después de ser estafados por la policía de frontera, los cuales nos pidieron tres dólares en total (uno la policía de Camboya y dos la de Laos) para ponernos el sello en el pasaporte. Si dinero ni se sale ni se entra. La mayoría de la gente accedimos a pagar, total apenas eran tres dólares, y nos quejamos un poco. Pero había una parejita de franceses que se quejaron excesivamente, llamaron a su embajada y tras que su embajador les mandase a la mierda, como es lógico pagaron. Todo esto mientras que el resto de la gente estábamos esperándoles para salir con el autobús. No se callaron hasta que Iñaki y yo les dijimos que cuanta gente de Laos o Camboya, después de que estos países habían sido colonias de su maravillosa y mierdosa republica podían ir a su país con las mismas facilidades que ellos lo estaban haciendo y que si querían montar un cirio para luego pasar por el aro que se callasen la boca porque nos habían hecho esperan un rato al sol por su gilipollez. Luego están los que hablan a gritos a la peña y les exigen tener un nivel de ingles adecuado, cuando ellos no hablan una mierda del lenguaje local. Y por no hablar de los turistas, de esos que en España estamos muy acostumbrados, que solo vienen de puterío y alcoholismo...

Hoy, a pesar que he dormido de puta madre y que mis tripas parecen estabilizarse he necesitado poner estas confusas palabras. A diferencia de India, en estos países vienen mucho más turistas de este tipo. A la India también van, pero tienen otra ruta. Estos países son mas pequeños y aunque se intente evitar los principales lugares donde estas personillas se reúnen haciendo de estos países lo mismo que ha pasado con Mallorca, antes o después te cruzas con ellos y tienes que escuchar, no solo sus historias sino también ver como se creen alguien por haber estado tres semanas en un país sin haber tenido contacto, y sin siquiera haberlo intentado, con la gente local nada mas que para ser servidos.

Lo siento, esto es solo ha sido un desquite. Hoy hemos llegado a Vientiane, aunque esto es una ciudad, a pesar de lo que puede conllevar, nos vamos a quedar unos días a descansar. Esta última semana ha sido muy rápida. Muchas actividad. Demasiada para mi gusto...

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