deseando que el día termine, cuando apenas está por empezar
Martín Kohan
todos los días, uno tras otro, el mismo día
y en todas esas horas: nada sucede
un mismo día, un eterno presente
las mismas caras con distinto rostro
uno tras otro, un único verso interminable
vano intento por alcanzar el fondo de este abismo
material inerte, una suma de palabras, que no de hechos
para formar el mismo ¿poema? una y otra vez
un solitario deambular por el vacío
perdido en este desierto urbano
encerrado en esta cárcel que yo mismo me he construido
sin ningún oasis a la vista
no mas que desolación y abandono
solo, siempre solo viendo como la vida se va
desde las ventanas de los transportes públicos
un mismo día, idéntico silencio
soñar con ser en todo lo que veo pasar
esas piernas largas, tostadas por el sol
aquello que apenas oculta ese vestido verde
ligero como una ráfaga de brisa marina al atardecer
esperar la tarde, la caída del sol
para recluirme en la celda que me da cobijo
tras creerme por unas horas
que yo también puedo ser rey lagarto
y soñar, nunca dejar de soñar con otra vida
no ser nunca autómata conformado ni oveja silente
y tener siempre presente
que todo esto algún día terminara