la buena huida
es la que sabe poner distancia
con la rutina
y aunque lo más lejos que has estado
pueden ser como mucho
sesenta kilómetros
la sensación que queda
es la de haber hecho brecha
con el tedio y lo cotidiano
y ahora que ya ha anochecido
en este otro último domingo
esa rutina vuelve en forma de fantasma
y me roba las últimas horas
manifestándose
el agobio y un principio de prematuro hastío
mañana otra vez será lunes
y traerá consigo el resto de la semana
trabajar, comer, dormir y poco más
durante otros cinco días
la aplastante rutina