amanece un jueves cubierto de nubes
las probabilidades de precipitación
son altas, durante todo la jornada
sólo eso: agua, gélida lluvia de invierno
pero yo miro el horizonte con una calma
densa como el plomo, armo un pitillo
y doy los últimos tragos a un café
ya templado: nada mejor que este descanso
ver cómo avanza el día sin preocupación
alguna, sin ningún plan premeditado: sólo
el lento suceder de unos acontecimientos
que nada proponen, que nada auguran
mas que el azar muerto del ocio en la ciudad
dar vueltas en una noria sin que nada suceda