mañana de sábado, otra vez
la ciudad descansa y el barrio
aún parece dormir
todo sigue la lenta cadencia
de las horas sin premura
hay tiempo para que nada suceda
hay tiempo para que todo suceda
el acontecimiento posible
no es lo importante, lo necesario
nada urge ni nada es requerido
en lenta sucesión de las horas
el tiempo infinito se extiende
mañana de sábado, otra vez
todo despierta lentamente
y desde mi atalaya contemplo
la belleza del día que ahora amanece
el sol alzándose entre los edificios
gobernando impasible la ciudad
ciudad, que aquí, en el extrarradio
parece muerta de tanto silencio