el peso de una tarde de domingo
en la que no hay nada por hacer
las horas que pasan lentas y pesadas
un destino cierto, sin remedio
permanecer anclado en este ahora
lleno de sueños y falsas esperanzas
esperando el desenlace del día
con la vista perdida en el horizonte
espero la llegada de la noche, preludio
de la rutina que empezará mañana
escondite en el que ocultar mi desilusión
este complejo de destierro
esta manera de ver el mundo desde fuera
de no poder llegar a su centro
de bordearlo todo siempre desde la periferia