el horizonte
cubierto amenaza cualquier intento
sería de
locos acercarse, una pérdida de tiempo
aun así,
nosotros vamos y nos adentramos
tras cruzar
la barrera en la parte más oscura
donde ya empiezan
a caer los primeros copos
y desde quebranta
herraduras superior
algunos
coches deciden no arriesgarse
otra vez, la
necesaria lluvia imposibilita
nuestras
deseos de monte y roca
y en la
plaza del pueblo en uno de sus bares
un grupo de
fanáticos se reúnen entorno a un café
buscando una
alternativa
que sólo
puede ser la artificialidad
una
simulación de lo que habíamos venido a hacer
un destino
no deseado del que algunos desisten
y un equipo
a medias se queda a terminar este domingo
en un plafón
que a medias satisface
pero que
hace pasar rápidamente las horas
de este
domingo muerto de invierno