finales de
agosto, nada sucede
la ciudad
aún permanece dormida
el plan de
huida está en marcha
huiremos de
este calor
que parece
querer volver
cuando
todavía no ha llovido
y en la
ciudad poco queda por no hacer
mientras
tanto el día comienza a despedirse
la misma
paleta de colores en el horizonte
la misma
postal diariamente ignorada
difícil es
parase y dejar de mirar tan adentro
detener la
verborrea interna que a nada conduce
tan sólo
caminando, otro ritmo es el que emite
paseando con
el perro por las calles del barrio
sin rumbo fijo
escribiendo
todos esos poemas que nunca escribiré
las dudas de
algunos y las incomodidades que les generan
dormir al
raso, asearse poco, cagar en el monte
comer comida basura mal calentada en un hornillo
comer comida basura mal calentada en un hornillo
nada mejor que eso: prescindir
de algunas comodidades
y jugar -porque solo es eso, un juego- a ser un salvaje
solo queda
empacar, organizar bien los pesos
llevar lo
justo
el equipo de
escalada
una muda
limpia
algo de aseo
un par de
litros de agua
la comida
el camping
gas
el saco
la esterilla
un libro
y la libreta