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miércoles, 16 de febrero de 2011

SIEM REAP #1: Llegada a Camboya.

Ayer salimos de Bangkok, en otro de esos maravillosos viajes de agencia. De esos que te hacen sentir como un nene de colegio, y en los que sigo pensando que solo nos faltan nuestras madres esperándonos en la calle, bien para recibirnos, bien para despedirnos. Pero bueno estamos en el viaje y desde luego, aunque no deje de hacerlo, me quejo lo justo y sabiéndome afortunado de lo que estoy viviendo.

La llegada a la frontera transcurrió con normalidad. La cosa se alargo un poco, lo justo para que intentases colárnosla, sin conseguirlo, diciéndonos que si hacíamos la visa por nuestra cuenta lo mismo teníamos problemas y perderíamos el autobús. Nada más lejos de la realidad. Al llegar a la frontera la oficina de la visa estaba casi vacía, ya que casi todo el mundo, o bien traía la visa hecha de Tailandia, o bien accedieron a la vía fácil que les ofrecieron a mitad de camino. Lo primero es inteligente, pero lo segundo es de idiotas ya que tardamos poco más de diez minutos en hacer las visas y la cola real estaba en el momento en que el pasaporte debía ser sellado. Nosotros como buenos españoles, con nuestros cojones y ovarios, nos colamos de por lo menos de veinte personas, mientras que se escuchaban varias quejas sobre nuestra cultura en ingles, con la excusa de que teníamos que estar con las personas con las que habíamos viajado desde Bangkok. Algo totalmente innecesario ya que tuvimos que esperar una media hora el autobús.

Las fronteras, cuando las cruzas a pie son curiosas. Nunca lo había hecho. Y aparte de todo el papeleo y demás mamoneo, si te fijas en lo que te rodea se pueden ver muchos detalles. Principalmente las diferencias entre los dos países que comparten frontera, donde Tailandia sale ganando por goleada a Camboya. El segundo claramente es un país mucho mas pobre. Es mas parecido a India en muchos aspectos, la simple y visual pobreza, peores carreteras, peores medios de trasporte, peores condiciones de vida y esos pobres niños que se tienen que echar a la calle por si dando pena a los turistas extranjeros logran obtener unas monedas para alimentar a su familia. También uno puede percibir la corrupción, extraños choques de manos entre la policía y gentes variadas, transportistas, agentes de viajes y otros con peor aspecto. Nosotros estamos aquí, queramos o no, para hacer turismo, pero no tenemos porque dejar de ver estas cosas y mirar para otro lado.

De la frontera nos llevaron a una estación de transportes privados especial para los turistas donde nos siguieron tratando del mismo modo. Éramos nosotros los que teníamos que comprar nuestros propios billetes que ya habíamos pagado en Bangkok. El guía nos dio el dinero y nos pidió que fuésemos nosotros. ¿Por que? fácil, porque el recibe comisión si se hace de este modo. Muy elegante todo.

De la estación, tras una hora de espera, nos llevaron a Siem Reap, con las correspondientes paradas en los sitios concertados. Esto no es de extrañar, sucede en todas partes. El paisaje del sur de Camboya es plano. La expresión ancha es castilla seria muy valida también para esta zona. Me recordaba el trayecto de autobús que hay entre Madrid y Despeñaperros, pero como seria en los anos cincuenta.

Al llegar a Siem Reap, nos toco la última. En vez de dejarnos en el centro turístico como nos prometieron desde la agencia de Bangkok, nos dejaron en una estación de buses en las afueras de la ciudad donde los conductores de tuc-tuc nos estaban esperando como quien espera un plato de comida después de una larga jornada de trabajo. Fuimos de los pocos, pero no los únicos, aunque esto no es ningún consuelo, que caímos en la trampa de uno de ellos. Quien no nos engaño con el precio y las condiciones del hotel, pero si con la proximidad del hotel del centro turístico, ya que esta a un buen trecho andando. Algo de lo que, no se si para autocomplacerme, he acabado alegrándome. El centro turístico es un Kahos San Rd (el horrible centro turístico de Bangkok) en chiquitín. Un lugar llamado Pub Street con la misma cantidad de bares, guest-houses, drogas y demás servicios únicamente para el turista occidental u occidentalizado. Donde estamos esta en un sitio feo, aunque el hotel esta de la hostia, con poco que ver pero en el centro de la vida camboyana. El primer sitio donde cenamos, una excelente sopa de ternera, solo había cinco occidentales y tres de ellos éramos nosotros (en el bus conocimos a Josu, un chaval de Bilbao que anda viajando solo por el sudeste asiático y que se a unido a nosotros en esta parada). Algo que después de la experiencia tailandesa se agradece bastante.

En esta ciudad que yo sepa hay poco que hacer, a diferencia de la India no tengo ni libro ni guía de viajes y no se muy bien por donde moverme. Tampoco me importa, mi experiencia reciente me ha ensenado que siempre se conoce a gente que a viajado mas que tu, que en mi caso, por estas tierras, no es muy difícil, que te pueden dar buenos consejos. Lo único y esencial que si se puede hacer es visitar las ruinas de Angkor. Algo a lo que le vamos a dedicar tres días. Hoy ha sido el primero, y, a pesar el tremendo calor, ha sido una pasada. Miles de fotos, miles de cosas por ver y recordar. Excepto una, la puesta de sol. Una maravillosa y hermosa puesta de sol vista por todos los turistas que estábamos en Angkor pasando nuestro primer día. La puesta era irrepetible, pero la masificación ha sido muy incomoda. Había que pelearse por hacer las fotos. Nada, algo que, recordando aquellas puestas de sol que he vivido, en especial las de Hampi, por recordar la que mas me ha gustado e impresionado, donde lo mejor era la poca gente que había, no me ha dejado un buen sabor de boca.

En la próxima entrada, si la velocidad del internete del hostal, la cual es gratis, me deja colocare las mejores fotos de Angkor. Eso si que nadie pretenda que recuerde el nombre de los templos y edificaciones varias que voy a visitar en tres días.

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