Amanezco junto a ti,
abrazado a tu cuerpo,
este frío jueves de invierno.
Las imposiciones del reloj
no me permiten volver
a adentrarme en tu cuerpo
y ahora todo es prisa y correr:
un café recalentado,
sin tostada, sin zumo y
a correr.
Siquiera hubo
una ducha compartida.
El día, un día luminoso,
se presenta aciago,
lleno de incertidumbres.
Pero no importa,
tu presencia,
este despertar compartido,
me da fuerzas para darle la vuelta
a lo que el destino me propone.
jueves, 19 de enero de 2012
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