mañana de sábado en el pájaro otra vez
cada día como si fuese la primera ascensión
el placer de compartir, el placer de subir
si no hasta el cielo, hasta sus lindes posibles
nosotros, el silencio y los buitres
una mañana perfecta que llega a la tarde
en medio de la pared, lugar perfecto
para olvidar como pasan las horas
lo importante es lo que está sucediendo
ese extenso instante de concentración
tras algo más de tres horas
ya estamos otra vez en la base
sonrientes y cansados
con un brillo perfecto en los ojos
nada más importa: este absurdo
al que sólo a nosotros damos sentido
estar ahí y no en cualquier otro lado