no hay
santidad para nosotros
aunque penitentes
hallémonos en la ciudad
distantes, clavados
en un vacío de sueños
observando como
el día se marcha lentamente
nada hay por
lo que lamentarse
ninguna
oportunidad fue desaprovechada
también
estos días de nada
el sol a la
espada y la ventana abierta
la incipiente
primavera que entra suave
en una lenta
brisa que me recuerda
a los besos que
me distes al despertar
también en estos
días de nada
hay un no
hacer en el que disolverse
un borrarse
del tiempo
escuchando
viejas canciones de amor
creyéndome otra
vez joven
cuando el
barrio está en silencio
salir a
pasear, recorrer sus calles
como si
fuesen valles, sin seguir un rumbo concreto
hasta que tú
vuelvas, y en la noche
sólo conjuguemos un verbo
amandonos física, lenta y apasionadamente
hasta que el
cansancio y el desvanecimiento
nos haga caer lentamente
tu cuerpo entre el mío, entrelazados
soñando juntos con que nunca sea lunes
tu cuerpo entre el mío, entrelazados
soñando juntos con que nunca sea lunes