nos quedamos esperando
aguantando el frío del invierno
que ya empezaba a ser
el vaho salía de nuestra boca
siguiendo las pocas palabras
que nos atrevíamos a pronunciar
rodeados por extraños
solos ante las miradas curiosas
de un vecindario que en día de fiesta
conmemoraba a los que ya no estaban
este era un buen lugar para detenerse
tomar un descanso, reponer fuerzas
entre nosotros las palabras no eran necesarias
la complicidad y el compromiso
justificaban el silencio
luego la noche y la oscuridad
adueñándose de nuestro destino inmediato
nuestro objetivo aún estaba distante
no había porque inquietarse
mejor seguir esperando
acurrucados, soportando el frío
siendo todos uno solo