Un libro redondo. Primera y
última frase subrayadas (ay, esa afición mía por el subrayado y el posterior
traslado al cuaderno de citas). Una historia que deja cicatrices, algo, según
se mire, beneficioso: las cicatrices
tienen el poder de recordarte que nuestro pasado es real. Y el nuestro,
nuestro pasado colectivo, el de este país en concreto, es un pasado lleno de
heridas que todavía no han sido cicatrizadas correctamente. Los mismos de
siempre, los muchos, que seguimos subyugados al antojo de los que acumulan y se
acumulan en y bajo el poder de los pocos. Es entonces cuando la memoria es
necesaria: la amnesia es la única manera
que tienen de perpetuarse en el poder y la memoria se ha convertido en nuestra
forma de resistencia.