El día comenzó cubierto por una densa niebla
que cubría casi toda la ciudad
aún así, confiando en el oráculo
sabíamos que el día abriría
la idea era caminar otra vez
por los sagrados caminos de la verticalidad
por la santa adherencia para ser más concreto
Elegimos un itinerario asegurado
con un duro arranque que no fue liberado
terminando en un nada sencillo último largo
una ascensión disfrutada a pesar del frío
Luego en el descenso el frío y el hambre
la noche echándosenos encima
la comunicación perdida
una aparente falta de confianza mutua
entonces ya dejo de escuchar
sólo quiero llegar a pie de vía, comer
descender el duro camino de vuelta
salir de este laberinto de jaras y rocas
Llegamos y la
tensión se relaja
lentamente en silencio
ante la solitaria carretera
vamos recuperando la comunicación
hasta que en la ciudad la despedida
cada uno a su casa dejando un pesado silencio
testigo de los gritos innecesarios
