esperando el autobús, esperando el amanecer
la luz y el calor: empezar a funcionar
y entre todos la misma complicidad
de silenciosas miradas que nada dicen
y todo lo dicen: la agonía de otro lunes
salir de la nada, de donde nada sucede
y volver al encierro, a la cárcel propia
a esta felicidad fingida que nos hace ser