suena el despertador
en la cama, ella se queda en silencio
con la respiración calma, durmiente soñadora
para mí, lo que queda es una rutina
desayunar: café con tostadas y zumo
luego pasear al perro
luego esconderme de la complicidad
de miradas silenciosas en un libro
camino del tajo: las calles de esta ciudad
que ni esperan ni aguardan nada de mí
otro día que se desarrollará
en la misma monotonía gris
nada sucederá mas que las lentas horas
de la jornada que ya empieza