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martes, 16 de noviembre de 2010

HARDIWAR #1: Ganga sagrado

Y TODOS PASEABAN EN SILENCIO, COMO OPRIMIDOS POR UNA FUERZA OCULTA: EL DESEO SIEMPRE ES TRISTE (S. Maugham)


VISTA PANORAMICA DE HARDIWAR DESDE EL TEMPLO DE MANSA DEVI


EL AARIATI, OFRENDA AL RÍO SAGRADO.


SIJS HACIENDO UNA DEMOSTRACIÓN DE FUERZA EN PLENA CALLE


ELEFANTE DE LOS SIJS.


VACAS SAGRADAS EN MEDIO DEL MERCADILLO EN EL GANGA


COMIDA CALLEJERA Y VEGETARIANA: EXCELENTES VERDURAS FRITAS AL INSTANTE.

Hardiwar, a 28km de Risikesh, es una ciudad mucho más importante para los hindúes. Algo que uno se da cuenta nada mas llegar. En la entrada a la ciudad hay una imponente estatua de Shiva de unos 20 metros de altura. Las calles son mas estrechas y no hay una clara división de la ciudad. En el centro de la misma, todo gira en torno al río. En el hay un pequeño islote que se supone que es la pisada de alguno de los dioses y en ese punto se reúnen centenares de indios que se acercan al río a ultima hora de la tarde para celebrar el aariati u ofrenda al río poniendo cestas de flores frescas y velas encendidas. Entre ellos unos pocos occidentales cautivados por la magia del lugar. No quiero ni pensar como tiene que ser en Varnasi, que es la ciudad más importante del Ganga.

Por otro lado fui testigo en dos ocasiones, una por la tarde y otra por la noche, de una demostración de fuerza de los Sijs. Al rededor de un círculo formado por las personas que les observábamos y siguiendo el ritmo de la música de tambores y trompetas los Sijs empezaron con la demostración: malabares con distintas armas y peleas a palos entre ellos. Un elefante, el de la foto, les seguía.

El hotel donde he dormido era una especie de antiguo lugar para encerrar a la gente o quizás una casa tradicional india. No lo se, es una suposición mía, ya que el encargado de la misma no hablaba muy bien ingles y me ha costado hacerme entender con el. Pero el sitio era excelente. La única pega era que tenía baños compartidos, pero no importaba porque estaban limpios y el precio de la habitación era muy barato, apenas tres euros.

Por la mañana, antes de volver a Risikesh a pasar otro par de días, he ido a dar una vuelta por la ciudad. He subido al templo de Mansa Devi y el fervor religioso era idéntico. A pesar de que he llegado a las ocho de la mañana -en india la puerta del hostal suele cerrar entre las diez y las once, por lo que he decidido cambiar mis horarios y me levanto todos los días entre las siete y las ocho- el templo ya estaba bastante lleno. Se supone que estas diosa te concede los deseos. Algo le he pedido, pero me lo guardo para mi. Luego me he ido a ver el río y observar un rato como la gente se daba sus baños matinales.

El fervor religioso de India tiene un punto que me resulta bastante contradictorio. Al mismo tiempo que niega lo material y cree en el karma y en la rueda de la reencarnación y esas cosas en todas los templos, celebraciones y demás se pasa el cepillo de manera insistente.

Ahora estoy de nuevo en Risikesh, más perdido que un tal en el día de tal. Pero a gusto. Intentando canalizar las energías y dejándome llevar un poco. La siguiente para no lo se... ya veremos a donde me llevan la fuerza del destino. Aunque moverse aquí no es tan fácil, hay que tener una idea de a donde se quiere ir por lo menos con un par de días de antelación para asegurase de que se va tener billete de tren. Algo que a un indeciso nato como yo le cuesta bastante.