amanece y la familia se reúne
el desayuno de los encadenes
café y tostadas para todos
y algún canuto de mañaneo
cada cual a su manera
buscando recolectar la fuerza
al llegar a los sectores
gente por todas partes
una hilera interminable de cuerdas
distribuida por toda la pared
apenas un hueco libre
en el que nos hacemos fuertes
y peque tras pegue, el día se sucede
hasta que los músculos dicen basta
y caída la noche, volvemos al pueblo
donde los plumas llenos de polvo
se confunden con la normalidad
de las familias que toman el vermú
y en las terrazas sólo son tercios
y un único tema de conversación
hasta que llegamos a la fortaleza
y echamos la carne a la brasa
la cena necesaria para apaciguar
a nuestros vacíos estómagos
apenas un plátano y poco más
y lo demás es lo de siempre
cerveza y canutos, alegría a raudales
hasta que lentamente vamos cayendo
pensando el día de mañana