una buena manera de recibir el año
perderse de lo obligado
en una soleada pared de roca
regresamos atravesando
unos extensos campos de castilla
y en el horizonte, el morado
del atardecer invernal
se confunde con la aridez del paisaje
regresamos, pero yo retorno solo
perdido en mí, incapaz de deshacerme
de la tristeza que siempre me acompaña
en estas fiestas en las que la felicidad
es obligada
y yo, que arrastro
una sucesión de días iguales
y sabiendo, que mañana
será todo otra vez idéntico
no puedo ver en el año nuevo
nada significativo