Dos pájaros de otro mundo, plumaje
verde brillante y con el pico dorado,
me sobrevuelan llenando el promontorio
con su piar atolondrado.
¿Qué dirán de este mundo tan raro
al que volando han llegado?
¿Qué pensarán de este horizonte brumoso,
de esta boina que nos han colocado?
Un mundo de asfalto y humo,
un paraje muerto donde ya apenas llueve,
un descampado yerto que se extiende
por todo el horizonte que alcanzo a ver.
Todo pavimentado, un desierto de hormigón
con algunos oasis, para mí el promontorio
es el mejor, donde los pájaros, algunos locos,
mi perro y yo, vamos a escondernos.