Me dejo caer por el centro gentrificado de la capital
como un naufrago que al alcanzar la costa
se encuentra con una tierra extraña y ajena
No entiendo este devenir tan propio de mí
este no es mi lugar, nada hay aquí
con lo que pueda hallar concordancias
todo me resulta tan ausente
que sé que soy otro más turista
en mi propia ciudad de nacimiento
Una librería y me gasto un dinero que no tengo
una petición de préstamo más se presta a surgir
de manera inminente
puta poesía, putas ganas de saber de nada
Luego viene el hambre y un intento de calmarla
con un café que sólo engaña
acelerando mi ritmo cardiaco, dándome fuerzas
para seguir hasta la hora de cierre
un café, que como dijo
aquella dependienta de la tienda de montaña
que sólo es droga, que no alimenta