Nunca antes tan difícil de
responder a la pregunta ¿de qué trata el libro que estás leyendo? El título lo
dice todo, es obvio. Pero no sólo va de eso, es algo más, una enciclopedia, un
manual de supervivencia, una tautología personal de los conceptos que hay
detrás del título del libro. Además muestra la dureza de la experiencia extrema
en la que una trama ausente sucede: la búsqueda de la respuesta a todas las
preguntas aunque quisiera no necesitar
respuestas.
Todo empieza con una necesidad de
huida. Hallarse en un lugar donde no hay concordancia, donde hay una brecha
entre el entorno y el individuo. Encontrar, encontrarse con un mismo, no esa madera oscura, colonizada por memorias
inciertas y una identidad frágil. Asumir el día a día en su crudeza,
alejarse de los fantasmas que lo pueblan con promesas que difícilmente serán
cumplidas. No hay nada al otro lado y el futuro no está escrito. Buscarse entonces
en la experiencia extrema del bosque: un
vacío terrible y precioso¸ que es donde sucede en este caso, lejos del asfalto, del lodo y de la loma. Lejos
de todo.
Adentrarse en las profundidades
de una tierra a la que no se pertenece como especie, al permanecer en lugares así, los espejismos del lenguaje se disuelven
y la realidad se vuelve palpable. El
bosque me ordena, me extrae de la circularidad interna y me muestra lo que hay,
lo que es. Y me ubico ahí, en ese lugar, consciente de lo que me rodea,
sabiendo que en realidad las dudas nocturnas son el espejismo y no al revés. La
ausencia de ese lenguaje es agradable, me siento más presente. Ya no me
esfuerzo por descifrar, es como si por fin entendiera que no hay cifras, que
las cosas no se entienden, no en ese sentido, que simplemente son y que
solamente al abandonar el cuestionamiento inane es posible pasar a formar parte
de las cosas.
Al final desaparecer en el acontecer
de las cosas, siendo parte de ellas. Huida final que ya no necesita más
respuestas al alcanzar la calma en la
lucidez de la indiferencia atemporal del territorio, las cosas prístinas
emergen del fango, y lo demás es lo demás, lo que dejo en el camino, la
somnolencia, la conciencia aturdida por los ruidos de la memoria.