no hay
patria para los trabajadores precarizados
no tenemos más
que nuestro cuerpo
que nos sostiene
despiertos día a día
soportando
esta rutina que nos aplasta y somete
vivimos con
una sola certeza: nada cambiará
cuando las
banderas cambien de color
ese no es
nuestro asunto, son ellos los burgueses
los que se
reparten el mundo tranzando líneas
en un mapa que
nosotros levantaremos
los que
siempre prometen un edén parcelado
-el precio de
entrada también ellos lo imponen
nosotros, los que soñamos con otros mundos
no tenemos
patria, tenemos nuestra libertad
la libertad
de saber que somos pobres
que siempre
seremos pobres
no tenemos
miedo
nada tenemos
que perder
tenemos las
montañas
las playas
apartadas
los parques
en una noche de verano
cuando el
calor aprieta y ni de noche
es posible
esconderse de él