la piel del
toro, españa nuestro país
se despierta
cubierta de nubes
nubes grises
y pesadas, cargadas de vida
una amenaza
de lluvia que permanecerá
como una constante
durante todo el día
ni siquiera
el oráculo da pie a la duda
una certeza
que otra vez ignoramos
siempre hay
esperanza para quienes lo intentan
lo único que
podemos perder
es un poco
de tiempo y litros de gasolina
ni siquiera
nos decidimos por una cueva
ese no es
nuestro estilo de escalada
lo nuestro
son las placas, largas placas
ligeramente
inclinadas: la verticalidad
que tanto
adoramos e idolatramos
nos
decidimos por las de sacedón
todo el
camino lloviendo, el limpia parabrisas
sin parar
durante todo el camino
todo el
camino sin plantearnos siquiera
dar la
vuelta y saciar nuestras ansias
bajo techo
agarrando plásticos
al llegar
recibimos nuestro premio de lealtad
se abre un
claro en el cielo y empieza hacer
hasta calor,
entonces son todo sonrisas
ya entonces poco
más hay por decir
es lo mismo
de siempre
metros
arriba sin parar
hasta que la
caída nos devuelve
a la ciudad