esta falsa
no cumplida amenaza de lluvia
lo que toca
asumir con resignación del invierno
la pereza por
la aventura tras otra rutinaria semana
nos impide asumir
un riesgo, decidirnos por la posibilidad
entonces todo
este sábado sucede sin salir de la ciudad
nada que
hacer, salvo observar el horizonte con recelo
nada que
hacer, salvo arrojarme a tus besos
nada que
hacer, salvo recluirme contigo
en la
pensión más cutre y barata de la ciudad
en la que trazar
un itinerario por las fronteras confusas
de nuestros
cuerpos, derribar las resistencias
y amarnos
con la misma intensidad que odiamos
el trabajo y
su rutina, el invierno y la lluvia