Las estaciones se suceden. De A. a O.,
una tras otra,
y en ellas, una infinidad de vidas se cruza con
otra infinidad.
En cada estación, cruce de caminos, la
multitud se divide y recompone.
Yo soy todo ellos, todas ellas.
Yo soy todo ellos, todas ellas.
Mi cabeza, un mapa siempre en
constante ampliación,
por el que me muevo, me transporto.
En él, por él, viajan todas las
identidades que soy, que fui, que seré,
todos los estados de ánimo, estaciones de transito,
por las que, sin quedarme más que
temporalmente, paso
atravesando los túneles, líneas de
fuga, que las unen, que me unen.