Trabajar. Hacer eso que no te
gusta, pero hay que hacerlo, para comer, para pagar las facturas. Lo haces
aunque me he sentido tan deprimido como
no me sentía desde la pubertad. Entonces entramos en un crucero, turismo de
lujo masivo por el trópico: he sentido
todo el peso del cielo subtropical como si fuera una manta. Desesperando,
en ese vacío, un impulso a tirarse por la borda. Ser tan atendido, tan
sumamente cuidado que volvemos a ser niños, un viaje que yo nunca haría,
imposible tanta pasividad., aunque supongo que un cheque puede justificar el
viaje, por triste que sea.