#21.3 vida campera
el calor,
este calor que desata los nervios
la
ciudad es un abandonarse en una vida lánguida
imposible
estar así, separándonos constantemente
nos vamos
entonces a la comarca, huyendo de aquello
allí
seguro el calor va ser menos y la noche seguro
será
estrellada; sólo el hacer planes nos relaja, permite
un
acercamiento en la noche del viernes y en la mañana
del sábado,
algo que los dos ya echábamos de menos
llegamos
a media tarde, todo listo, nada por hacer
beber,
fumar y esperar la noche, que lenta se acerca
no
hace falta ni hablar, este silencio que todo lo abarca
es
suficiente música; y en la noche todas las estrellas y el calor
que
se desvanece y desaparece, dejando
esta
noche perfecta en la que rápidamente dormimos.