es otro
domingo de destierro
probabilidad
de lluvia y altas dosis de pereza
nos hacen
permanecer en la ciudad
alejados,
cada uno en sus soledades
cuando el
deseo es otro y múltiples sus posibilidades
un momento
vacío que queda para hacer nada
para
imaginar futuros que no serán resueltos
(la
organización del tiempo cuando la tarea es densa
(perder el
miedo a caer sobre la seguridad de la cuerda
(reconocer
la verdad del desafío: vivir es no mirar atrás
entonces la
mañana sucede como tantas otras
amanezco
temprano por pura costumbre
un primer
momento que sucede caminando sin rumbo
dejándome llevar
por una inercia de recuerdos olvidados
un largo paseo
para el perro que no decide nada
la mañana
aún es amplia, son muchas las horas que restan
tras varios intentos de alcanzar lecturas
atrasadas
me dirijo a
la ventana en busca de una respuesta
allí el muro
extiende sus brazos en los que me recojo
concentrado sigo
unos pasos que conozco a la perfección
el resultado
es algo que los músculos agradecen
el cansancio
proporciona cierta sensación de hallazgo
luego la
tarde: sofá, manta y algún anhelo
(tu cuerpo
junto al mío respirándonos en silencio
pero esta
tarde hecha está para el destierro
larga
distancia en la que contemplar el vacío que soy
en la gran nada
que me rodea
hallar la paz que me reconforte con el mundo
saber que ninguna
trama hay urdida contra mí
entonces
como tantas otras tarde de domingo
salgo a
pasear otra vez por las calles del barrio
la misma inercia
de recuerdos olvidados
que no me
llevan a ningún lado
luego la
noche que llega cuando nada ha sucedido
en calma, prepararse para la semana que ya empieza
volver otra
vez a la rutina resignado y sin miedo
nada que
temer de los días iguales más que su peso
pero son muchas los lugares donde descargar lastre
con el uniforme
planchado y la mochila lista
el lunes
espera ya en la mesa de la cocina
al domingo
sólo queda este último porro de hierba
y esta película
que empieza y no veré terminar