recorro las
horas desiertas de este día
cuya
apariencia de domingo ha hecho detenerse
todo suceso
que habría de haber sido en él
nada sucede,
y lo poco que está siendo
aunque luzca el sol en el frío cielo azul
aunque luzca el sol en el frío cielo azul
lo hace al ritmo
lento de la noche invernal
pero mientras
siga dándole la espalda a la ventana
encerrado en
unas páginas por escribir
la
invitación a perderme en las calles
será rechazada
no por descortesía
sino por un
desconocimiento
de todo lo
que yo pudiera proponer al día
es ese
hastío, es la acumulación del tedio
tan
constante, que cuando no está
se le echa
en falta como a un amor pretérito
toda
propuesta es entonces nostálgica
se sabe que
no puede ser, imposible volver
al lugar
idealizado, al pasado desvanecido
todo lo que
queda entonces es este presente vacío
hecho de
días iguales en él que el aburrimiento surge
tras una
acumulación injustificada de pereza
el tiempo
parece detenerse, caminar
se pone cuesta
arriba, todo parce
un escarpado
desfiladero por el que haría falta
cierta
compañía, sólo por cuestiones de salud
para evitar
que la extensión vacía del día
fracture la
confianza ganada con el paso de los años
dando pie a
una insalvable locura