subimos escaleras,
muchas escaleras
para
alcanzar el punto óptimo
visión panorámica
de la ciudad visitada
belleza
incuestionable, pero
hay algo que
no termina de ser
un círculo
que no se cierra adecuadamente
seguimos
caminando, circulando
el dedo
avanza sobre el mapa
una voz
emite ordenes con voz amistosa
un gps
primitivo que cumple su función
nos manda a
otra ciudad
más
escaleras que serán subidas
hasta que
con la pronta noche
giramos y
ponemos rumbo a casa
a la que
estos días es nuestra casa
donde nos
esperan nuestros anfitriones
que siguen
con su preciosa y pausada vida
allí encendemos
un fuego, brasas
sobre las
que tendemos la que será nuestra cena
luego la
sobremesa, conversaciones acaloradas
hasta que
nos vence el sueño y poco a poco caemos
en las redes
de los que está al otro lado